
El Embalse de Sierra Boyera, una de las principales fuentes de agua del norte de Córdoba, ha experimentado una transformación radical en tan solo dos años.
En marzo de 2023, la situación era crítica: con solo un 0,41% de su capacidad total (39,4 hm³), el embalse estaba prácticamente seco, y el agua que contenía no era apta para el consumo humano. Esta emergencia obligó a 80.000 personas en 24 municipios a depender del suministro de agua embotellada o de camiones cisterna, marcando una de las peores crisis hídricas de la provincia.


Sin embargo, el panorama en marzo de 2025 es completamente diferente. Gracias a las intensas lluvias y la recuperación del sistema hídrico, el embalse ha alcanzado el 92,7% de su capacidad, almacenando 36,6 hm³ de agua.

Debido a este alto nivel, el pasado 9 de marzo se inició el desembalse de agua, abriendo las compuertas para garantizar la seguridad de la infraestructura y evitar posibles desbordamientos. Tras unos días de regulación, las esclusas han sido cerradas nuevamente, manteniendo el embalse dentro de los márgenes de seguridad exigidos por las normas de explotación.

Este cambio representa un respiro para los municipios del norte de Córdoba, que han pasado de vivir una situación de emergencia a contar con una reserva de agua que garantiza el abastecimiento en los próximos meses.