Ayer, poco después de las 12:30 del mediodía, España quedó sumida en la desconexión total debido a un gran apagón que dejó sin electricidad, internet ni teléfono a millones de ciudadanos.
En Belmez (Córdoba), el corte eléctrico transformó la rutina diaria en una experiencia casi de otra época, donde las radios a pilas, las velas y la solidaridad vecinal se convirtieron en protagonistas.
La luz desapareció sin aviso previo y, con ella, todas las comunicaciones. Sin televisión, sin móviles, sin manera de saber qué ocurría más allá de lo visible, los vecinos de Belmez improvisaron soluciones con lo que tenían a mano. Las antiguas radios a pilas volvieron a cobrar vida y las velas iluminaron los hogares, mientras las calles permanecían sumidas en una oscuridad total, solo interrumpida cuando algún coche pasaba lentamente, proyectando breves haces de luz entre las sombras.
A medida que avanzaba la tarde y caía la noche, el pueblo fue tomando otro ritmo: sin pantallas que distraer ni dispositivos conectados, los belmezanos salieron a las calles para conversar, compartir información y, sobre todo, ayudarse unos a otros. Algunos ofrecían velas, otros invitaban a vecinos a sus casas para escuchar juntos la radio o simplemente para acompañarse en la oscuridad.
“Nos hemos sentido como en tiempos antiguos, pero más cerca unos de otros”, decía María Jesús, una vecina que no dudó en repartir velas entre quienes no tenían. “Salimos todos a la calle, hablábamos, preguntábamos si alguien necesitaba algo. Fue bonito dentro de todo lo que estaba pasando.”
La falta total de iluminación reveló un espectáculo natural inédito: un cielo estrellado inmenso y brillante, libre de cualquier contaminación lumínica. Desde el centro del pueblo hasta los campos que lo rodean, las estrellas cubrieron el firmamento en un manto que muchos aseguraron nunca haber visto tan claro. Constelaciones, planetas y la propia Vía Láctea fueron visibles a simple vista, regalando a Belmez una noche mágica y casi irrepetible.
Mientras las autoridades trabajan para aclarar las causas del apagón, que afectó a toda la red nacional, en Belmez quedará el recuerdo de una jornada que, pese a la incertidumbre y las molestias, mostró lo mejor del espíritu comunitario: un pueblo unido, iluminado por la luz de las velas... y por la de las estrellas.