
El día de ayer, sábado 18 de mayo, el pintoresco y emblemático Rincón Encantador de Belmez se convirtió en el epicentro de una jornada que combinó tradición artesanal y solidaridad.
La localidad fue testigo de unos talleres de encaje de bolillos, una técnica de encaje textil que, aunque originada en la Italia del siglo XVI, sigue viva gracias a la dedicación de las bolilleras que luchan por preservar este arte ancestral.
El encaje de bolillos, conocido por su complejidad y belleza, ha transitado de ser un lujo exclusivo de la nobleza a convertirse en una curiosidad apreciada por los turistas. En esta ocasión, las bolilleras no solo mostraron su habilidad y enseñaron a los visitantes los secretos de su arte, sino que también participaron en una noble causa.

El evento contó con una merienda solidaria en beneficio de "Kilómetros de Esperanza", una iniciativa dedicada a impulsar la investigación contra el tumor cerebral pediátrico. Los voluntarios, comprometidos con la causa, repartieron chocolate y roscas a los asistentes, quienes disfrutaron de una tarde llena de tradición y solidaridad.
La expresión "hacer encajes de bolillos" se refiere a realizar una tarea complicada con éxito. En Belmez, este dicho cobró vida cuando la comunidad se unió para apoyar a los más necesitados. Gracias a este esfuerzo colectivo, el Rincón Encantador de Belmez no solo demostró su destreza artesanal, sino también su gran corazón, llevándose el primer premio en solidaridad.

Una vez más, Belmez se destacó por su capacidad de combinar la preservación de su patrimonio cultural con el apoyo a causas significativas, mostrando que, con esfuerzo y colaboración, es posible mantener vivas las tradiciones y, al mismo tiempo, ayudar a quienes más lo necesitan.