
El 28 de abril quedará marcado como el día en que parte de Europa se apagó. España, Francia, Andorra y Portugal sufrieron problemas simultáneos en sus infraestructuras eléctricas y de comunicación a raíz de un apagón masivo de origen aún desconocido.
Desde Diariodebelmez.com, como ciudadanos afectados, exigimos claridad y transparencia. Queremos que se nos diga la verdad sobre lo que realmente ha ocurrido.
La jornada transcurrió sin fenómenos atmosféricos destacables, según informó la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). No hubo tormentas, ni picos térmicos, ni ningún indicio climático que explicara este “cero energético” inédito que dejó incomunicados a millones de ciudadanos en cuestión de minutos.
El primer ministro portugués, Luís Montenegro, declaró que “todo apunta” a que el origen del fallo pudo estar en España. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó en su comparecencia que no se conoce aún la causa concreta del corte, subrayando que “todas las hipótesis siguen abiertas” y pidiendo a la ciudadanía “no especular”. Una de esas hipótesis, aunque no confirmada, es la posibilidad de un ciberataque a gran escala.
Lo inquietante es que hace apenas unos meses, la Unión Europea instó a todos los Estados miembros a preparar un kit de supervivencia de 72 horas por persona, como parte de su Estrategia de Preparación ante crisis futuras. Esta recomendación incluía disponer de agua, alimentos no perecederos, medios de iluminación alternativos y herramientas básicas para mantenerse autosuficientes durante al menos tres días en caso de un corte prolongado de suministros esenciales.
¿Casualidad o advertencia anticipada? La duda flota entre la ciudadanía, que cada vez exige más explicaciones y menos evasivas. ¿Por qué se produce un apagón masivo en plena primavera, sin causas meteorológicas? ¿Cómo es posible que falle al mismo tiempo la red eléctrica en buena parte del continente?
Desde Diariodebelmez.com, donde también sufrimos en carne propia las consecuencias del apagón, reclamamos a las autoridades nacionales y europeas que informen con transparencia, que se investigue con rigor y, sobre todo, que se escuche a la ciudadanía. Porque cuando se apagan las luces, la incertidumbre no puede ser la única respuesta.